Esta vez no hay amor romántico de fundidos en negros, este nueva york no es el de fountainhead, el de los rascacielos y el glamour, de cocktails y vestidos de noche sino el de apartamentos cutres y botellas de whisky escondidas en bolsas de papel marrón. Todo es gris, lo único que brilla son las mesas de billar. El amor aquí es desde el principio un amor que no va a acabar bien, se le ve venir, son dos personas que van a la deriva. Piper Laurie esta muy bien y de Paul que vamos a decir, es increible las miradas que tiene esta película, los gestos y sonrisas.
No hay apenas diálogos, todo se dice con los ojos o con cuatro palabras. Y cuando los hay, se te pone la piel de gallina.
Lo mejor de la película son las escenas de la estación de autobuses. El le espera, ella le busca. Ella le dirá que le quiere. Cuando él lo diga ya será en pasado.
Y luego todos esos minutos de billar que da igual que no lo entiendas o no te guste,
No he encontrado mis escenas preferidas aunque salen en parte en el vídeo de abajo que es un popurrí. El de abajo es una de las únicas escenas con diálogo largo, uno de los momentos cumbre de la película.
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jueves, julio 30, 2009
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