No soy muy buena imaginando sueños. Prefiero que la vida lo haga por mi.
Hace 10 años en mi primer primavera en madrid cumplí 30 años. Aún sigo viviendo aquí, contra todo pronóstico. Y la verdad, en aquel entonces muy pocas cosas de mi vida podía imaginarlas. Echaré mucho de menos la década de los 30, es imposible que en los próximos diez años me pasen tantas cosas buenas. Así que no me importa cumplir 40 años pero si dejar de tener treintayalguno. Es como una despedida. Y claro que cambiar de década no cambia la vida pero creo que si que es una cicatriz más. Y bueno voy a retrasar la celebración unos cuantos meses, por eso me voy al indietracks, aunque pueda parecer ridículo, para celebrar allí mi cumpleaños. Ayer me hice mi primer regalo de esta década, el hotel para estar en Londres dos días. Creo que ya es hora de volver.
Y bueno me ha hecho muchísima ilusión que mis ultimos conciertos como treinteañera fueran los del madrid popfest y el primero que tendré como cuarenteañera será casualmente mañana, el de kiko veneno, una especie de vuelta a los veintipocos, a aquel balcón que daba a juan mambrilla y los primeros soles de marzo.
Así que hoy me apropio de la nueva canción de Manel que como no está en catalán.
Las luces se han apagado, han sacado la tarta
aplauden los padres, los tios y los amigos
todos a la vez, unidos en un mismo grito: que pida un deseo
Y tu, nerviosa, como siempre que te toca ser el centro de atención
has fijado los ojos en un punto impreciso del comedor
Un segundo, dos segundos, tres segundos, cuatro... y cinco
Tus ojos cabalgaban buscando un deseo
las velas quemaban y algunos de tus amigos te enfocaban con cámaras de retratar
una voz comenta: que guapa está
y yo en el fondo me acabo el culito de la copa
decidido a encontrar un rinconcito adecuado
para hacerme pequeño pequeño del tamaño de una mosca del tamaño de un mosquito
Para una vez empequeñecido bajo los taburetes y la mesa alargada por los dos caballetes abriendome paso con prudencia por un entramado de zapatos de invierno y confeti aplastado
Y esprintar, maldiciendo la largura de mis nuevos pasitos
y esconderme entre un tapón de corcho y la pared justo a tiempo de que no me coma el collons del gato.
Y escalar las cenefas de tu vestido
y calzar el pie izquierdo en un descosido
y llegar a tu espalda
y sentarme en un botón
y coger una pizca de aire y con un brinco
engancharte un cabello
e impulsarme con un último salto final
y acceder a tu deseo atravesando la pared del lagrimal
Ahora un pie, ahora un brazo, ahora el torso, ahora la cebeza
Y ya dentro del deseo ver si hay buen ambiente
repartir unas tarjetas ser amable con la gente
Y con maneras de joven discreto y educado
presentar mis respetos a la autoridad
escuchar con atención batallas curiosas a los más viejos
hacerme fotos graciosas con otros ilustres viajeros
y con un hombre con corbata que no se quien es
y en la nube de sueños que tienes al alcance
y entre otros que, lo siento, pero ya nunca vivirás
detectar un caminito que me aleje del grupo
o una sombra tranquila, donde desapercibido
estirarme un rato y al fin relajarme celebrando
el placer indescriptible que es estar contigo hoy que te haces mayor
mientras fuera del ojo las velas se van apagando
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martes, marzo 15, 2011
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